15 mar 2012

¡No supe comprender nada entonces! Debí juzgarla por sus actos y no por sus palabras. ¡Me perfumaba y me iluminaba la vida. No debi haber huído jamás! ¡No supe adivinar la ternura que ocultaban sus pobres astucias! ¡Son tan contradictorias las flores! Pero yo era demasiado joven para saber amarla.

Estando en el cielo puedo ver mejor la cabeza de las personas, algunas son vacías otras tienen demasiadas cosas pero observe que tienen algo en común, un corazón roto.

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