Tendría que existir un manual para aprender a olvidar. Esas fueron las palabras de un desconocido que encontré en la parada, venia caminando casi tambaleándose y pensé que estaba borracho pero no, vi sus ojos llenos de lagrimas y en su mano una rosa ya casi marchita. Sufre por amor, pensé, pero que clase de amor te puede dejar en ese estado? uno muy grande quizás pero aun así no tenia sentido y me decidí a seguirlo.
Después de doblar por muchas esquinas, de cruzar la avenida belgrano y otras calles que no recuerdo, porque soy pésimo para recordar nombres, lo vi de espaldas a una pared, llorando desconsoladamente y agitando la rosa contra el piso y entre sus sollozos pronunciaba muchas palabras entrecortadas, sin sentido y es ahí cuando mi teoría de que solo era un borracho cobro fuerzas. Ya a punto de irme sentí una mano que toco mi espalda, no me asuste, no sentí nervios, me di vuelta y era aquel desconocido con sus ojos ya secos, una mirada muy fría y distante, con una voz parecida a un eco, me pregunto por que lo seguí? yo simplemente conteste que temía por su seguridad y no me sentiría bien sabiendo que pudo haberle pasado algo malo en ese estado...no contesto y solamente sonrió, me dijo que era una buena persona pero que por favor no lo siga, que esta bien preocuparse pero no hay que meterse en los asuntos ajenos. Antes de irme saco un papel del bolsillo y me dijo es para vos, cuando estés tranquilo léelo. Y me fui de nuevo hasta la parada del colectivo, no pasaba nadie, y es por eso que no se diferencia la noche de la siesta, las dos horas son igual de solitarias.
Volviendo a mi hogar me puse a leer lo que aquel papel tenia escrito, decía algo sobre el amor y sobre la pasión lo cual no entendí muy bien porque pasión es lo que solo dura un instante en cambio el amor es algo que dura el tiempo que respiremos.
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